Existen desde que el mundo es mundo y se manifiestan en todos los órdenes de la vida. Pero joden más cuando vuelcan su podredumbre de forma pública. Aquí los conocimos en su máximo esplendor cuando escribieron en las paredes “ Viva el cáncer ”. Pero ahora, desde que internet y las redes permiten esa comunicación multitudinaria e instantánea, están en su salsa y vomitan un odio a carradas, que puede replicarse hasta el infinito. Empezaron a volverse particularmente virulentos durante el segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Siguieron atacándola a ella y a todo lo que les oliera a populismo cuando los cambiemitas llegaron al gobierno. Y ahora que se sienten de nuevo en el “llano” recrudecen en su veneno. Se creen iluminados, inteligentes, elegidos, superiores. Insultan, desprecian, agreden y denigran a todos aquellos que no consideran a su altura. Y piensan que están en su derecho de decir cualquier barrabasada de los otros pero que los otros no pue...