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Mostrando las entradas de julio, 2019

Nubes

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No soy de las que prefiere andar por las nubes. Y menos en estos momentos del país y del mundo en que cualquier distracción puede resultar más que grave. Sin embargo, a veces es bueno dirigir los ojos al cielo para admirar la caprichosa belleza de esas masas de vapor acuoso suspendidas en la atmósfera. A mi, además, me gusta fotografiarlas. Cirros, cúmulos, estratus, nimbos -y todas las combinaciones posibles entre ellas- pueden ofrecernos un espectáculo digno de ser apreciado y, de momento, absolutamente gratuito. De día o de noche, con buen o mal tiempo, las nubes son un desafío a nuestra imaginación, esa facultad del alma que siempre es bueno poner en práctica. “ Hoy las nubes me trajeron, volando, el mapa de España”, escribía el poeta  Rafael Alberti  en su exilio argentino. Aquí comparto algunas fotos y les invito a descubrir formas o, simplemente, a disfrutar de uno de los tantos regalos que nos brinda este maltrecho planeta que habitamos.

Elogio de Rosario

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A veces me sucede que tengo la certeza de que voy a amar algo antes de haberlo conocido. Eso me pasó con Rosario, una ciudad a la que considero uno de mis lugares en el mundo y en la que me siento a mis anchas. Yo no camino por Rosario. Fluyo. Mis pies me llevan solos. Las causas por las que una se entrega al amor son difíciles de explicar. El amor simplemente se siente. Aunque en el caso particular de Rosario podría llegar a mentar cierto tipo de herencia intangible. Es que allí nació mi abuela materna de casualidad, igual que el Che. Su padre trabajaba  construyendo  el ferrocarril, a comienzos del siglo pasado y, en el momento en que la parieron, tocó estar en ese punto del país. Ella recordaba vivir en el barrio Etchesortu, pero la bautizaron en barrio Belgrano, precisamente en la iglesia San Antonio de Padua. Muy cerquita también está Fisherton, donde se levantaron las residencias de los directivos ingleses del por entonces Ferrocarril Central Argentino

Revisitando a La Leona

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El 14 de julio de 2016 llegaba a su fin  La Leona , una de las mejores historias que la llamada pantalla chica ha contado en formato telenovela. Pero más allá de las excelencias de su fondo y de sus formas quiero rescatar lo que significó para muchos meterse en ese mundo creado alrededor de la textil Liberman. Es que  La Leona  fue como el canto del cisne de un período que, inexorablemente, estaba llegando a su fin. Y los que sabíamos de antemano la que se nos venía encima con la asunción de la gestión Cambiemos nos refugiamos en esa historia de “amor, pasión y lucha” como una manera de hacer un poquito menos amargo el trago. Porque  La Leona  parecía que también sabía la que se nos venía a los argentinos, a pesar de haber sido grabada, casi totalmente, durante 2015. Pero también parecía saber que la única forma de superar ese mal trago era estando unidos, organizados y solidarios. Así fue que esa fábrica -que de pronto se ve envuelta en un plan sis

En estos días

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Son tiempos estos en lo que todo parece volverse inmediato y virtual. Tiempos donde las peores pesadillas futuristas escritas y/o filmadas amenazan con quedar a la altura de un poroto. Tiempos en los que muchos se deprimen o se ofenden si no les dan un “me gusta” y en los que hasta se compran seguidores en las redes. Tiempos en los que, literalmente, se muere por una selfie . Estamos viviendo la dictadura de internet y de sus algoritmos. Y se ha naturalizado el adaptarse a sus caprichosos designios con tal de quedar bien ubicados en un entramado macabro que nos tiene consciente o inconscientemente prisioneros. Ese Gran Hermano que sabe todo de nosotros e influye en nuestras decisiones y en nuestras elecciones -y que nos miente descaradamente- no sabemos hasta dónde puede llegar ni a dónde nos llevará. También son tiempos en los que los que pretenden quedarse al margen de esta telaraña, los que se resisten a ser "etiquetados", son vistos casi como los nuevos i

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