Pelis para rever o descubrir
No sé a ustedes pero, a mí, las promociones de Netflix, Amazon y plataformas similares, más que provocarme irreflenables deseos de suscribirme, me hacen huir despavorida. Todo me huele a viejo, a cliché, a falsete, aunque pretendan disfrazarlo de vanguardia o novedad. Hay demasiada corrección política, como dijo alguien en Twitter no hace mucho. Y exceso de prolijidad, agregaría yo. Y falta de ideas también.
Es por eso que, a la hora de ver cine o series, recurro a otros lugares, generalmente gratuitos y que presentan una oferta que resulta más amplia e interesante para satisfacer mis preferencias. Y es que el que busca encuentra y a veces se lleva gratas sorpresas. (Y, si se busca bien, seguramente mucho de lo que me interesa se encuentre en las plataformas de las que prefiero escapar. Pero claro, pagando abono mensual para acceder).
Y en estos días pandemiosos, si bien no me sobra el tiempo, aproveché para mirar algunas asignaturas pendientes de distintas épocas y para revisitar películas vistas hace bastantes años pero que me habían dejado con ganas de repetir. Y los resultados fueron diversos con respecto al paso del tiempo en las obras cinematográficas.
Más allá de siempre reconfirmar que son de visión y revisión imprescindible todo -o casi todo- lo que han hecho Nolan, Cronenberg, P.T. Anderson, Aristarain o Michael Mann, me permito compartir con ustedes un listado con algunas pelis que, a mi modesto parecer, creo que merecen ser descubiertas o revisitadas.
Green Book
Es el relato de cómo se va construyendo una amistad. Es una más que entretenida road movie. Es un interesante retrato de una época no tan lejana de racismo explícito, pornográfico y consentido en el gran país del norte. (Y para muestra basta ese Libro Verde que da título a la peli).
Peter Farrelly, sin su hermano coequiper, demuestra que puede hacer cine sin las (divertidas) guarradas a las que nos tenía acostumbrados y sale más que airoso al adentrarse en esta historia real del afamado pianista negro que contrata un chofer blanco para que lo acompañe en su gira por los estados del sur, allá por los años sesenta del siglo pasado.
Viggo Mortensen está fabuloso en su papel de italiano elemental y con valores de “norteamericano medio” adquiridos o ratificados. Sus kilos de más, sus gestos, su forma de hablar, poco tienen que ver con ese artista refinado y polifacético que es en realidad.
Y me permito esta disgresión: Mortensen fue por tercera vez candidato al Oscar por esta película. Quizá algún día se atrevan a darle el premio. Lo más probable es que se lo otorguen por algún papel menor en su carrera, como hicieron con Al Pacino por Perfume de mujer. Al que sí premió la Academia en su edición 2019 (además de a la película y al guión original) fue a su contraparte, Mahershala Ali, pero como actor de reparto, aunque es tan protagonista como él. Si hasta pareciera una discriminación racista…
Brasco
El filme, de 1997, se adentra en las relación que va tejiendo Donnie Brasco, el alias de Pistone, con el maleante Left y expone los dilemas morales que se le crean por esta situación. Además, revela cómo su trabajo afecta la relación con su familia.
Al Pacino, como el tipo que ve que nunca alcanzará el poder que quería dentro de la estructura mafiosa de la que forma parte, y Johnny Depp, como el policía infiltrado, están francamente apoteóticos.
El otro hermano
Basada en la novela Bajo este sol tremendo, del recientemente fallecido Carlos Busqued, la peli ronda alrededor de la relación de distintos personajes -para nada empáticos y hasta desagradables- con el dinero, un protagonista más en ese pueblo perdido y castigado por el sol chaqueño que le da título a la novela.
La actuación de Leonardo Sbaraglia es descomunal.
Capitán Fantástico
Estamos ante una película que no es fácil de digerir. Cuesta empatizar con sus personajes. Es más, estoy convencida de que el director, Matt Ross, no quiere que empaticemos con ellos. Solo quiere que miremos la historia que nos cuenta desde cierta distancia, para que luego podamos reflexionar más fríamente sobre lo que vimos.
Pero la muerte de la madre hace que los chicos tengan que enfrentar -y chocar- con el mundo del que su padre quiere que sean prescindentes.
De todas formas, Matt Ross trata de encontrar un término medio. Y es que de eso se trata la vida. Nada puede ser ni tan blanco ni tan negro. Hay que buscar los grises.
Así parece entenderlo hacia el final de esta peli de 2016 ese Capitán Fantástico que interpreta, una vez más magistralmente, ese gran actor que es Viggo Mortensen.
Porque está claro que este mundo capitalista en el que vivimos es una mierda. Pero, de momento, no se puede pasar totalmente de él. Lo bueno es conocer sus taras y arbitrariedades para poder defenderse. Y es que las luchas se dan desde adentro. Desde afuera son inútiles.
Lawn dogs
Culto a la meritocracia, violencia policial, odio de clase y prejuicios diversos se suceden en una película que deja muy mal parada a una parte de la sociedad norteamericana que hace del dinero su guía y del desprecio al diferente su cotidianidad.
“Según como yo lo veo, hay gente que posee el césped y otra que lo corta”, le dice Trent a Devon.
Como se podrán imaginar, nada puede salir del todo bien con estos ingredientes.
Sam Rockwell y Mischa Barton están impagables. Dirigió John Duigan.
Dolor y gloria
En esta obra autobiográfica, o cuasi, el director manchego parece querer exorcizar sus demonios o, al menos intentar, desde la pantalla, saldar algunas deudas pendientes, o atar algunos cabos sueltos de distintos momentos de su vida. Y el cine es un instrumento ideal para lograrlo.
El filme, de 2019, se llevó una buena cantidad de Premios Goya. Entre ellos: dirección, actor, guión original y película.
Los amantes de Pont Neuf
Todo es intenso, exuberante, excesivo en esta película que filmó con maestría Leos Carax en 1991. Juliette Binoche y Denis Lavant, en estado de gracia, le dan vida a dos seres que, por distintas circunstancias, se encuentran viviendo en situación de calle, precisamente en el Puento Nuevo de París, y con los festejos del Bicentenario de la Revolución Francesa de fondo.
Como dato al margen, al final de la película nos enteramos de dónde sacó James Cameron la idea para la escena más famosa de Titanic.
Y, de yapa, miniseries:
Cuatro estaciones en La Habana
Más que original policial negro en -valga la redundancia- cuatro capítulos, que sigue el derrotero del teniente Mario Conde (Jorge Perugorría), un policía que, en realidad, aspira a ser un escritor de relatos “escuálidos y conmovedores”.
La miniserie, que data de 2016, derrama autenticidad y tiene como telón de fondo y, a la vez, omnipresente protagonista a una Habana descascarada, decadente y, pese a todo, genuinamente bella.
Los gozos y las sombras
Esta sí que es una buena miniserie española. Pero buena en serio. No como los bodriazos prefabricados y atados con moño que producen de un tiempo a esta parte en el reino. Nada se aproxima a la adaptación que TVE hizo de la novela de Gonzalo Torrente Ballester allá por 1982. No habrá ninguna igual. No habrá ninguna.
Eusebio Poncela y Charo López, exudando morbo a raudales, nos volaron la cabeza a más de unx hace casi 40 años, cuando se estrenó por estos lares, apenas recuperada la democracia.
Las trece esposas de Wilson Fernández
Partiendo del “recurso Sherezade”, el mítico personaje de Las mil y una noches, se construyó esta historia original, irreverente, desprejuiciada y muy pero muy divertida -y hasta desopilante por momentos- en la que un tipo común y corriente, músico de profesión, le cuenta historias de sus supuestos trece matrimonios a un mafioso que se las trae.
Con idea y dirección general de Gastón Portal, la miniserie, estrenada en 2014 en la TV Pública, fue producida con el apoyo de los programas de fomento desarrollados por el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios y el Consejo Interuniversitario Nacional.
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