Palabras esquivas y virus circulando

En estos días que siguen jodidamente extraños las palabras se me vuelven esquivas. A más de seis meses de que el coronavirus irrumpió (y rompió) en nuestras vidas, es irrefutable que un pequeño bicho invisible a nuestros ojos nos sigue demostrando a los humanos que somos mucho más vulnerables, leves, lábiles de lo que nos creíamos.

El SARS-coV-2  nos tiene a su merced, más allá de la irresponsabilidad, ignorancia y/o egoísmo de unxs cuantos que pretenden seguir viviendo como si nada hubiera cambiado en este mundo y no estuviéramos atravesando una situación extraordinaria.

Pero no hay con qué darle. Por más arrogantes que seamos, antes que nada somos supervivientes, y bien sabemos que tenemos que acomodarnos, por ahora, a las reglas que impone el bichejo y no al revés.

Argentina parece estar atravesando su peor momento y desconocemos cuándo llegará el pico. Pero si bien Latinoamérica sigue siendo, por estos días, el epicentro de la pandemia, en otros lugares del mundo que creían haber superado -o al menos controlado- la cuestión, se producen rebrotes como para recordarnos quién está el mando todavía.

Y hay que convencerse nomás. Por más discursos anti de todo tipo, si queremos retornar a una vida más o menos parecida a la que teníamos antes del COVID-19, dependemos de una vacuna o, en su defecto, de una medicación específica aún inexistente.

Mientras tanto, no queda otra que preservarnos, cuidarnos a nosotrxs y a lxs otrxs.

Mucho me temo que cuando esta pesadilla pase, la poco memoria que suele tener la especie humana, salvo honrosas excepciones, nos jugará la mala pasada de pretender que aquí no ha ocurrido nada y que siga el baile.

Por eso, no está de más insistir en que nos tomemos un rato para reflexionar a conciencia sobre el por qué estamos atravesando esta situación. Y, más que nada, sobre el riesgo que corremos de que, a la vuelta de la esquina, surjan epidemias iguales o peores, u otro tipo de catástrofes.

Y es que si seguimos haciendo lo mismo, ¿cómo vamos a obtener resultados distintos?

El coronavirus nos está demostrando que no somos omnipotentes. Entonces, ojalá podamos bajar unos cuantos cambios y aprendamos a respetar, en serio, al planeta (que es el único que tenemos, de momento, para vivir) a nuestrxs semejantes y al resto de los seres vivos que habitan en este mundo.

Seamos inteligentes. Sobrevivamos.


Comentarios

Seguir por Twitter

Seguir por Facebook

Entradas más populares de este blog

Sobre bueyes, canciones, sueños y porvenires

Tres discos imprescindibles que también están cumpliendo 40 años, como la democracia

En torno al 19N